domingo, 3 de junio de 2012

ARTÍCULO DE OPINIÓN DE JUAN DE DIOS REGORDÁN DOMÍNGUEZ

BUSCANDO BUENAS NOTICIAS

     No hay que buscarlos lejos. Dos millones doscientos mil niños muy cercanos a nosotros padecen hambre. Sólo habrá que abrir los ojos a la realidad y veremos que son muchas las familias las que se encuentran en situación de nueva extrema pobreza y con muchas dificultades para poder atender mínimamente a sus hijos. El hambre no depende tanto a la escasez material, cuanto de la insuficiencia de recursos sociales, el más importante de los cuales es de tipo institucional.

     Buena noticia será establecer un sistema de instituciones económicas capaces, tanto en asegurar que se tenga acceso al agua y a la comida de manera regular y adecuada desde el punto de vista nutricional, como afrontar las exigencias relacionadas con las necesidades primarias y con las emergencias de la crisis alimentarias reales, provocadas por causas naturales o por la irresponsabilidad política nacional o internacional.

     Es también buena noticia que el problema de la inseguridad alimentaria sea planteado también en una perspectiva a largo plazo, eliminando las causas estructurales que lo están provocando y promoviendo el desarrollo agrícola de las zonas más pobres, mediante inversiones en infraestructuras rurales, sistemas de riego, transportes, organización de los mercados, formación y difusión de técnicas agrícolas apropiadas.

     Una buena noticia es tener un concepto correcto del desarrollo en el que se tenga en cuenta en primer lugar la dignidad humana. Por ello las técnicas que se empleen debe ser capaz de utilizar del mejor modo los recursos humanos naturales y socioeconómicos, que se pueda obtener preferiblemente en el propio lugar, para asegurar así también su sostenibilidad a largo plazo.

     No podemos olvidar que el derecho a la alimentación y al agua tiene un papel importante para conseguir otros derechos, teniendo muy presente como prioritario el derecho a la vida. Por tanto, es necesario que madure una conciencia solidaria que considere la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, si distinciones ni discriminaciones.

     Como buena noticia hay que destacar que la vida solidaria hacia el desarrollo de las zonas o países más pobres puede ser un proyecto de solución de la crisis global actual, como lo han intuido ya políticos y responsables de instituciones nacionales e internacionales. La dignidad de la persona humana y las exigencias de la justicia requieren, sobre todo hoy, que las opciones económicas no hagan aumentar las desigualdades.

     Cada vez hay más inquietud para abrir caminos buscando como objetivo prioritario el acceso al trabajo para todos y mantenerlo los que ya lo tienen. Una situación de inseguridad estructural da origen a actitudes antiproductivas y al derroche de recursos humanos, en cuanto que el trabajador tiende a adaptarse pasivamente a los mecanismos automáticos, en vez de dar espacio a la creatividad. Los costes humanos son siempre costes económicos y las disfunciones económicas comparten igualmente costes humanos.

     Aunque el progreso social sigue siendo aún un problema no resuelto, que se ha hecho más agudo por la crisis, hemos de pensar que el pesimismo y la desesperación no son buenos indicadores para orientar caminos de solución de los problemas actuales. La filosofía de los mercados facilitan el baile de dos pasos adelante y diez para detrás.. Pero parece que empiezan a sonar gritos portadores de esperanza para salir de la crisis. No todo tiene que venir en son de “recortes” que están hiriendo más de lo necesario porque se golpea a los más débiles y saneados de la sociedad.

     Sería una buena noticia que todos los políticos dejaran de gobernar a espaldas de los ciudadanos y que ninguno perdiese su legitimidad gobernando contra los ciudadanos

Juan de Dios Regordán Domínguez
juandediosrd@hotmail.com