miércoles, 4 de mayo de 2011

ARTÍCULO DE JUAN DE DIOS REGORDÁN DOMÍNGUEZ

¿LA VENTA DE LA PIEL DEL ZORRO?

Para poner precio a la piel del zorro, primero hay que cazarlo, valorarlo y ofrecerlo a los mejores clientes. Los candidatos a las elecciones municipales parece que están dispuestos a escuchar a las asociaciones y a todo tipo de colectivos. Donde quiera que existe un grupo humano es un lugar propicio para mantener una reunión en la que cada candidato escucha, toma nota, lanza sus ideas y promete estudiar las propuestas ciudadanas. Las campañas preelectorales son buenos momentos para que se vayan creando expectativas para encarar la solución de los problemas que padecen las ciudades y que les afectan directamente a los ciudadanos. 

¿Pero quién se acuerda ahora de lo que se prometió en las últimas elecciones municipales?¿Qué se ha hecho de lo que se comprometieron a realizar de lo que escucharon? ¿Cómo se justifica lo que no se ha hecho y lo que es más grave que se ha hecho lo contrario de lo que se dijo? Además, no se han molestado de dar alguna explicación de los motivos. ¿Se siguió tomando contacto con esas asociaciones o grupos humanos durante los cuatro años después de las elecciones? ¿No es verdad que para algunos candidatos se les está haciendo demasiado grande Algeciras cuando ahora la patean? 

Ya se están haciendo declaraciones de posibles pactos o de con quién no se pactará de ninguna de las maneras. ¿Al hablar de pactos se ponen los programas encima de la mesa o se mira más el reparto de delegaciones y prebendas? ¿Qué papel desempeñan los pactos locales en referencia a ocupar la presidencia de la Diputación? Ofrecerse como futura Alcaldesa o Alcalde a cambio de Urbanismo en estas circunstancias hay que poner un poco de más peso en la negociación porque urbanismo ya no es lo que era. Habrá que poner otras delegaciones en las que se prevea algo de rentabilidad económica con mayor brillo. 

No obstante, las risas y los halagos están haciendo poca gracia a muchos ciudadanos. Cuesta ya más seguir engañando a los ciudadanos porque a quiénes se les quiere englobar en el término de nuevo cuño “ciudadanía” no son ni tontos ni fáciles de volver a tropezar en la misma piedra. Los ciudadanos, muchos han dejado de ser súbditos y se han convertido en personas que piensan, razonan y han empezado a paladear la dulzura de la participación y corresponsabilidad en los asuntos públicos. No se entregan cheques en blanco a nadie. A lo que se delega se le hace un seguimiento ya que el éxito o fracaso de nuestros gobernantes es, al mismo tiempo, el éxito o fracaso de los representados, el pueblo. 

Debemos pronunciarnos en el sentido de que la democracia no es la que falla, sino el funcionamiento de quiénes no desarrollan aquellos artículos de la Constitución que hablan de la participación ciudadana. El mimetismo de algunos políticos que, una vez elegidos para desempeñar un cargo de responsabilidad, han imaginado ser los dueños de un cortijo andaluz de los de antaño en los que todavía había “amos y servidores” , “dueños y personal prácticamente esclavos”. 

Opulencia y pobreza, libertad absoluta y dependencia total del dueño era el trueque que hoy ya ni se debe admitir ni la mayoría de los ciudadanos están dispuestos a pasar por ello. Ni se puede vender la piel del zorro antes de cazarlo ni estamos dispuestos a que se despelleje a los demás políticos ni al resto de los ciudadanos con tal de adueñarse de un puesto desde el que se pueda vivir cómodamente y a espaldas de los problemas reales ciudadanos. 

                                        Juan de Dios Regordán Domínguez 
                                         juandediosrd@hotmail.com