Independientemente de noticias sensacionalistas que se suelen lanzar, tal vez para distraer la atención, como “la píldora del día después”, dotar a los alumnos de “portátiles”, me parece oportuno girar una reflexión sobre nuestro presente y nuestro futuro, en torno al grado de cumplimiento de los compromisos contraídos y a las acciones a desarrollar para aproximarnos al gran objetivo marcado en el Preámbulo de nuestra Constitución: “Establecer una sociedad democrática avanzada”.
Treinta años después del establecimiento de las libertades y que el pueblo español, en uso de su soberanía, se haya constituido en un Estado Social y Democrático de Derecho; después de que en España haya habido Gobiernos de diferentes ideologías y con diferentes apoyos parlamentarios, sería conveniente preguntarnos ahora si hemos avanzado para conseguir una sociedad dotada de un orden económico y social justo, donde el progreso de la cultura y de la economía asegure a todos una digna calidad de vida.
Hay que preguntarse también si vivimos en una sociedad en la que los poderes públicos, como prescribe el artículo noveno de la Constitución Española promueven las condiciones para que la libertad y la igualdad sean reales y efectivas. Una respuesta global a una pregunta tan amplia necesariamente simplificaría una realidad muy compleja. Sin embargo, se puede afirmar que se ha producido un notable desarrollo legal del Estado de Derecho, pero apenas se ha avanzado hacia un Estado Social. Y lo que es peor, cunado han existido mayorías absolutas se han producido serios daños en muchos aspectos de nuestra convivencia democrática.
Tal vez no convenga insistir en la descripción crítica de la regresión social que la política económica del Gobierno está introduciendo en la sociedad española; ni de la degradación de la libertad que comporta su uso para acaparar cada día más parcelas de poder, no dejando que las iniciativas de ciudadanos y colectivos puedan ver que sus opiniones y sugerencias sean escuchadas.. No hará falta tampoco insistir en el grave deterioro en el funcionamiento de muchos de los servicios públicos.
Está cerca el tiempo en que se valoren los esfuerzos que ciudadanos y colectivos realizan en beneficio del bien común y que la sociedad se sienta vertebrada y participativa, El proyecto de futuro y esperanza que se puede ofrecer desde una sociedad avanzada y democrática responde a un análisis riguroso de los graves problemas de la convivencia nacional e internacional.; a la elaboración de soluciones imaginativas, pero posibles y eficaces, y a una decidida voluntad política y social de llevarlo adelante.
Juan de Dios Regordán Domínguez